Sin desayuno…nadie puede funcionar bien!

El desayuno es la comida mas importante del día, y con que frecuencia nos la saltamos? Un niño que asiste a la escuela sin desayunar no va a tener el mismo rendimiento que si lo hiciera. Ayudémos a nuestros hijos a establecer el hábito para que desayune y que sea un desayuno adecuado. La cantidad dependerá de su apetito y sus necesidades.

1º Hagan del desayuno un hábito de toda la familia. El niño terminará desayunando como lo hace la familia. Si la familia o algunos de sus miembros se sientan a desayunar con el chico y tiene el hábito de hacerlo cada mañana, favorecerán que desayune adecuadamente.

2º. Creen un ritual alrededor del desayuno. Dispongan del tiempo suficiente para desayunar. Si esto implica madrugar un poco más, se dará por bien invertido. El ritual del desayuno debe servir para crear un momento de transición entre la actividad anterior (levantarse, el aseo o vestido) y el propio desayuno; también predispone al niño para comer. El ritual de desayuno incluye preparar la mesa y todo lo necesario.

3º. El desayuno del chico. Tanto el desayuno del niño como el del resto de la familia puede ser común y variado. Cada miembro tomará la cantidad que le apetezca y que necesite.

Algunas sugerencias para incluir en el desayuno son:

• Leche semidesnatada.
• Cereales, mejor si son ricos en fibra y bajos en azúcar.
• Trozo de fruta.
• Pan integral tostado con aceite de oliva.
• Rebanadas de pavo cocidoMermelada baja en calorías.
• Jugos de fruta naturales, evita los envasados
• Yogurt.
• Queso.

No abusen de los dulces o de panindustrial por su alto contenido en azúcares y grasas.

4º. Adopten las mismas estrategias. Para el desayuno son válidas las mismas estrategias que se han propuesto para las comidas, por tanto:

No forzar al niño, ni obligarle a comer.

No amenazarle.

Ofrézcale pocas cantidades o que se sirva él mismo.

Desayune sin distracciones, especialmente sin televisión.

Limite el tiempo.

5º. Momento agradable. Conviertan el desayuno en una buena forma de empezar el día y de que el niño valore este momento. Evite discusiones, prisas y gritos. Las vacaciones, por ejemplo, pueden ser un buen momento para iniciar este hábito.